EL DÍA QUE NO TUVE SENTIDO DEL HUMOR SUFICIENTE.
Hoy una amiga me ha pasado muy indignada el link de un blog en el que se reían del asunto del ukelele perdido. Yo he leído el texto pensando que se trataba de un blog de humor que hacía coña del tema, ya que entiendo que que lo que te roben sea un ukelele y pidas su rescate, tiene cierta gracia. Y es sano reirse un poco de uno mismo y más cuando ha acabado bien.
Pero no es un blog de humor y no solo se ríen de mi, si no de todo el mundo que se preocupó o ayudó a que lo recuperase. Cuando empiezan a llamarme El Mesías, El Elegido, Artistazo Internacional… ¿Hasta qué punto debo reír las gracias? Estaba claro que no se iba a acabar el mundo por perder mi Ukelele, pero qué podía perder por pedirlo en mis redes sociales? ¿Que alguien se burlase de mi? A mi no me importa que alguien se burle de lo que soy o de lo que digo, pero me llama la atención esas ganas de ridiculizar un hecho que todos hemos vivido como algo curioso y que hemos solucionado de forma conjunta, vosotros y yo.
Comparto con vosotros el texto y debajo mi opinión:
Hace pocas semanas un suceso conmovía a gran parte de la población mundial.
El ukelele de Carlos Sadness había sido robado. Así, sin más. Y en Madrid. ¿Cómo podía ser? ¿Quizá se había despistado comiendo un bocata de calamares? ¿Un paseo por el Rastro le había hecho bajar la guardia?
No señores y señoras. Había sido en un concierto. El público madrileño estaba ahora en el punto de vista de las organizaciones gubernamentales anti criminales más importantes.
CIA, FBI, INTERPOL, DEA, MI5… El código rojo estaba a punto de saltar.
El instrumento que en algún momento le catapultó al estrellato ya no estaría más. Lo que Dios había unido, alguien lo había separado al sustraerlo y un caos se estaba apoderando del planeta a medida que pasaban los días.
Rápidamente nuestro músico más internacional tomó cartas en el asunto publicando un comunicado en el que hacía un llamamiento a la población. En principio se intentó grabar en video, pero las lágrimas y los sollozos no dejaban escuchar con claridad lo que nuestro mesías intentaba comunicarnos.
Sadness, que siempre ha apoyado las causas justas y ha creído en el ser humano por encima de todo, parecía dudar ahora de la gente que le había encumbrado. Hacía semanas que no podía dormir bien y estaba perdiendo hábitos como la ducha diaria y la merienda. El código rojo había desatado la histeria colectiva.
Las cosas iban a empeorar si su preciado instrumento no aparecía pues era probable que el equilibrio social y económico mundial estuviera en grandes apuros si la guitarrita no volvía a su lugar de origen.
¿Realmente existía un ser capaz de realizar semejante atrocidad?¿Acaso la maldad tiene más caras de las conocidas?
Y un buen día todo cambió.
Nuestro querido Sadness publicaba un video, esta vez sin sollozos, en el que aparecía con su ukelele. Al parecer, la proximidad a la Navidad había hecho que ese Ser de negro corazón entendiera que el instrumento debía volver a las manos de su dueño, pues solo así la vida podría continuar y el equilibro podría restablecerse.
En el video se podía ver al Elegido agradeciendo la devolución de su querido instrumento, el cual había llegado por arte de magia para volver a hacer feliz a este chico lleno de ilusiones y a sus millones de fans ávidos de tan maravillosa composición musical.
Estábamos a punto de ser testigos de un nuevo milagro. Sadness se sentía tan lleno de vitalidad que nos regalaría un nuevo tema, Houdini, The Ukelele Love Song, que llenaría nuestro corazones con su compleja composición y que en palabras del artistazo: “Habla de cuando quieres mucho a algo o alguien y otro te lo arrebata”
En el video podíamos apreciar algo completamente nuevo hasta la fecha; Nuestro Salvador acariciaba y hablaba con su instrumento en primera persona. Nos referimos al ukelele, por supuesto.
Y cuando la intriga y la emoción no nos dejaban casi ni sitio en el pecho para respirar, una bonita mañana de otoño se publicaba Houdini, el temazo con el queSadness recuperaba la fe en el hombre.
Después de los gritos y abrazos en casa, empezamos a darnos cuenta de que algo no iba bien. Esa maravillosa canción parecía sonar demasiado bien.
Por un momento pensamos que el buen hacer del catalán junto a su canto por la vida podrían haber convertido un temita tocado con ukelele y grabado con IPhone 4 en una pieza increíblemente buena, con un sonido casi igualable al de un querubín tocando un arpa.
Aún así algo no funcionaba. Había más tiros de cámara que en Friends. ¿Cómo era posible?
Y al final lo entendí…
El amigo Charlie se había clavado un playback de la vida. Lo que nos había colado como video casero y de agradecimiento se tornaba ahora en un video clip oficial.Houdini sonaba mejor que el Joshua Tree de U2 y todo gracias a la magia del marketing, herramienta utilizada en este caso para hacer mucho ruido creando expectación y terminar siendo un fake.
¿Realmente desapareció el ukelele de Carlos Sadness? ¿Sería Houdini una cara b con la que no sabía que hacer y montó todo este tinglado para poder compartirla con el mundo? ¿Alguna vez Sadness supo tocar el ukelele o quizá es puro atrezzo?
Estas y otras muchas dudas quedarán sin resolver.
Creo que aunque siempre ignore las críticas, esta vez debo defender un poco nuestra aventura ukelelística.
Sobre los comentarios llamándome elegido, artistazo o internacional no voy a entrar, pero sobre la canción diré que comparto que no es una canción musicalmente compleja, dentro de las posibilidades que ofrece un instrumento con 4 cuerdas y 12 trastes. Aunque sí estoy contento del juego que hay entre objeto y persona deseada en la canción, porque yo hago música para contar cosas, no para elaborar composiciones imposibles.
La canción la compuse y escribí la mañana que me llegó de vuelta, la grabé en el garageband echando leches e hice 3 tiros de cámara, para que no fueran 2 minutos estáticos tocándola. (Es cierto que me vino genial, porque la acababa de hacer por la mañana y no me la sabía todavía de memoria.) Me halaga que piensen que es un fake, que tenía la canción hecha, que no se crean que alguien pueda hacer eso en un día para que el viernes esté subido en youtube y poder compartirlo con los que han estado pendientes. Pero sí, es real, la gente vio el robo, grabé la canción sin gastarme un duro, sin pretensión y con toda la naturalidad del mundo hablé de ello.
Así que
Sergio Sada, puedes seguir ironizando sobre mi persona e intentando convencer a la gente de que no soy un buen artista. Porque eso es lo que pretendías al fin y al cabo, ¿no?